Un buen Contacto de fé.
Entonces viendo el denuedo de Pedro y Juan, y sabiendo que eran hombres sin letras y del vulgo, se maravillaban; y tomaron conocimiento de ellos, que habían estado con Jesús.
Y viendo al hombre que había sido sanado, que estaba con ellos, no podían decir nada en contra.
Hechos 4:13-14
A los escépticos les encanta atacar a la Palabra de Dios. Ellos siempre lo hacen, y siempre y cuando Satanás esté suelto, siempre lo hará. Ellos hacen mucho ruido al tratar de hacer agujeros en el Evangelio, pero no pueden decir nada cuando un testigo se levanta y dice algo así como: "... una cosa sé, que habiendo yo sido ciego, ahora veo." ( Juan 9:25)
E l hermano Tommy Flannigan es uno de esos testigos. Una serie de reuniones en Bakersfield, California trajo algunos buenos recuerdos, y él decidió compartir parte de su testimonio con nosotros.
A "Gran Contacto de Fe"
Un testimonio del hermano Tommy Flannigan fecha Domingo, 26 de enero 2014.
Mi nombre es Tommy Flannigan, soy 90 años, y he estado siguiendo de mensaje y el ministerio del hermano Branham desde 1951, cuando por primera vez asistí a la reunión del Hermano Branham en Los Ángeles, California, la noche después de que el congresista Upshaw fue sanado. Escuché el testimonio del hermano Upshaw esa noche y escuché a un mensaje del Hermano Branham. Después de eso, mi esposa y yo nos hicimos amigos personales de los Upshaws, y asistieron a reuniones del Hermano Branham o lo escuchaban por la radio cada vez que estaba en el área de Los Angeles.
Yo era originario de una comunidad agrícola en el sur de Illinois. Mis padres eran devotos misioneros bautistas cristianos, y algunos de mis recuerdos de infancia son de mi padre leyendo la Biblia para mí en voz alta por las noches y llorando mientras leía. Yo acepté al Señor a la edad de doce años en un renacimiento de la tienda. Yo creía muy sinceramente la Biblia, pero yo no entendía realmente mucho hasta años más tarde cuando oí del Hermano Branham.
Tras el ataque japonés a Pearl Harbor, me alisté en el ejército y fue enviado a las islas Salomón, Bouganville y otras islas en el Pacífico Sur para luchar contra los japoneses con la División de Infantería número 37 al mando del general MacArthur. Viajamos y luchamos de isla en isla y finalmente invadió la isla de Luzón en Filipinas y nos preparamos para la batalla de Manila. Yo era un cabo y operaba algunos cañones antitanque en batalla. En una ocasión, mientras marchábamos Yo tenía un fuerte dolor de cabeza y me quité el casco. El general MacArthur me vio y se dirigió a mí en su jeep y me gritó que me pusiera el casco nuevo. Él sólo estaba cuidando de mí como uno de sus soldados, y si puedo decir algo alguna vez en su nombre lo haré.
En otra ocasión, yo estaba sentado en el suelo cerca de Manila con algunos de mis amigos de antes de tomar el almuerzo. Los japoneses estaban disparando sus armas largas en las inmediaciones, y de repente me sentí guiado a saltar con mis hombres en algunos hoyos cercanos. Ni siquiera habían pasado tres segundos después de que nos sumergimos en los agujeros que tres proyectiles de artillería japonesa impactaron a la derecha exactamente donde estábamos sentados. De no haber sido por la mano de Dios Todopoderoso, todos nosotros hubieramos muerto.
Después de que los japoneses se rindieron, me asignaron a cuidar de los prisioneros japoneses. Siempre que podía, le daba un pequeño Nuevo Testamento para cualquier preso japonés que conocía algo de Inglés. Cuan feroces eran los japoneses durante los combates, así eran de mansos como corderos después que el emperador les dijo que depusieran las armas. Una vez que transportaba prisioneros japoneses en un camión al norte de Luzón. Yo sólo había cambiado de ser el conductor a la posición del pasajero y uno de ellos se deslizó en mi asiento para leer una revista. Inmediatamente después de eso, nos accidentamos, y el capó de un camión que nos golpeó nos envió a través de nuestro parabrisas y nos abrió el cuero cabelludo. El accidente se produjo apenas unos segundos después, cuando yo estaba sentado en el puesto del conductor, yo habría sido decapitado. Se me concedió un Corazón Púrpura por el incidente. Una vez más el buen Dios me salvó la vida durante la Segunda Guerra Mundial.
Después de la guerra, volví a casa a Illinois y tuvimos otra experiencia cercana a la muerte. Yo estaba conduciendo un camión de concreto cuesta abajo en un camino con un terraplén en el lado. Mientras conducía hacia abajo en la primera parte de la carretera comenzó a ceder y ceder, y antes de darme cuenta, el camión de concreto se fué por el acantilado. Yo no sabía qué hacer, pero yo salté de la puerta del lado del conductor, y yo estaba volando por el aire con el camión. La última cosa que recuerdo estaba orando como Esteban en la Biblia: "Señor, recibe mi espíritu." Más tarde me desperté a treinta millas de distancia, en una cama de hospital. Terminé con una lesión en la espalda y dos hernias discales, pero una vez más el Señor había salvado mi vida.
Alrededor de ese tiempo, yo me había dedicado de nuevo al Señor, y casi de inmediato me puse a fumar cigarrillos. Ellos simplemente no me supieron bien nunca más, pero fue varios años más tarde antes de que oyera al Hermano Branham predicar contra el tabaquismo.
Pocos años después de la guerra mis padres habían fallecido, y me mudé a California para empezar de nuevo. Me casé con una maravillosa pero muy ferviente chica cristiana pentecostal italiana. Después que nuestro primer hijo nació en 1953 y mi esposa tuvo un aborto involuntario, cinco médicos le dijeron que no podía tener más hijos. Mi espalda me empezó a doler, y durante muchos años me acostaba en el suelo de piedra sobre mi espina dorsal en la noche para aliviar el dolor. Asistimos a muchas de las reuniones del Hermano Branham en el momento, pero ni mi esposa ni yo tratamos de conseguir una tarjeta de oración. Sólo había muchas otras personas en las reuniones que parecían necesitar curación más que nosotros.
Mi
hijo mayor David nació con una gran marca negra ubicada
justo encima de su ojo derecho que a menudo se hinchaba y se llenaba de
sangre. Los médicos nos dijeron que tendrían que operarlo
cuando fuera mayor. Cuando tenía apenas un año de edad, sin embargo, mi
esposa y yo lo llevamos a través de una de las líneas de oración
del Hermano Branham.El Hermano Branham simplemente puso su mano en mi
hijo y le dijo: Dentro de dos meses, el punto negro se habrá ido "Dios
bendiga al bebé."; Dios había sanado a nuestro hijo.
A
comienzos de 1962 me compré una grabadora de cinta de carrete a carrete
y empecé a comprar cintas del Hermano Branham en las reuniones. También
comenzamos a recibir las cintas regularmente de Jeffersonville. Fue
entonces cuando empecé a comprender que el Hermano Branham era una realidad.
Fue
con gran anticipación que a principios de 1964 nos estaban esperando
para las reuniones del Hermano Branham en el Gran Valle Central al norte
de Los Angeles, para empezar. El Sábado, 08 de febrero 1964, fuimos en
coche hasta 100 millas de Los Ángeles a la Feria del Condado de Kern en
Bakersfield. Llegamos temprano y nos fuimos a un restaurante cercano
Kentucky Fried Chicken a cenar. Mientras esperábamos en el restaurante,
hablé con un hombre llamado Mr. Price, que estaba detrás de nosotros en
línea. Él me dijo que él también iba a la reunión del Hermano Branham y
que él tenía la esperanza de ser sanado.
Vamos
a continuar con el testimonio del hermano Flannigan el sábado 08 de
febrero, exactamente 50 años desde aquel día en Bakersfield, cuando el
Hermano Branham lo llamó a salir de la multitud para revelar tanto su
condición y la de su esposa.
Nuestro
jubileo se reanuda el miércoles. Hermano Branham predicó una serie de
seis sermones en cinco días en el recinto ferial del condado de Kern en
Bakersfield, California. Si el Señor se demora un par de días, el
hermano Flannigan estará escuchando con nosotros desde Sierra Vista,
Arizona, ya que todos disfrutamos al profeta de Dios llevando el
Mensaje de la hora. Estamos mirando adelante a estas reuniones con altas
expectativas.
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8:53
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ECLESIASTÉS 10:20 Ni aun en tu pensamiento digas mal del rey, ni en lo secreto de tu cámara digas mal del rico; porque las aves del cielo llevarán la voz, y las que tienen alas harán saber la palabra. 
