jueves, 7 de noviembre de 2013

ANÉCDOTAS . PARTE 2. " EL BUEN CONSEJO DE LA MAESTRA."


EL BUEN CONSEJO DE SU MAESTRA



Escuela Rural (remodelada) de Utica, Indiana donde estudiaba Billy Branham


   Si hay una cosa en mi vida que me ha ayudado a entender que el Espíritu Santo vino a mí en aquel día, ha sido esto. Yo era temperamental, iracundo, soy irlandés por ambos lados. Y casi nunca podía comer bien, mi boca siempre estaba machucada pues alguien siempre me la machucaba, altercaba en donde no debía de altercar. Hoy tengo algunos de mis dientes arreglados que fueron quebrados, como resultado de haber hablado en donde no debí haber hablado (¿ve Ud.?), y dije cosas...Siempre me metía en dificultades. Y...Alguien me dijo, mi maestra en la escuela, me dijo...Y yo le dije: “Señora, no, no-no puedo evitarlo”. ¿Ve?, Siempre me metía en problemas. Y yo le dije: “No puedo evitarlo”. Pobre anciana, la Sra. Temple, acaba de irse a la Gloria el otro día.
Y ella me decía: “Bien, mira hijo”. Ella me tenía sentado en sus piernas, y me abrazó y comenzó a llorar. Era la primera vez que había recibido una demostración de amor como esa, por alguien, una anciana. Y lloró sobre mí. Y me dijo: “Billy, voy hacer algo por ti, hijo; voy a darte un pedacito de cordón”. “Y si alguno de los muchachos te busca pleito...”

   Me llamaban “quebrador de maíz”, porque era de Kentucky, Ud. sabe, y-y...yo realmente vestía terrible. Y ellos hacían burla de mi pelo, pues estaba tan largo como lo usan ahora, y caía en mi cara. Yo estaba pasando por un momento difícil, Ud. sabe. Y me golpeaban y me cacheteaban. Cada vez que alguien se enojaba, se me acercaban, y me sujetaban, me golpeaban. Y allí voy yo. ¿Ve? Y empezaba la pelea. Y aun peleaba con navaja y todo lo demás.
   Y en una ocasión cogí un rifle Winchester y traté de dispararlo a cuatro o cinco muchachos, que me golpearon tanto, que casi no me pude parar. Los hubiera matado si no hubiera sido por Dios. Recogí los cartuchos del suelo que no se habían disparado y cargué otra vez el rifle con ellos y dispararon sin ninguna dificultad. ¿Ve? Hubiera sido un asesino de cinco hombres, probablemente, quiero decir, cinco muchachos.

   Yo tenía solamente doce años de edad, ¡era muy violento! Y la maestra me dijo: “Toma este pedacito de cordón, Billy, y cuando te enojes, detente y ata nueve nudos en el cordón. Y cuando hagas eso, entonces me traes el cordón. Yo te apuesto que tu temperamento se va acabar”.
   Y le dije: “Sra. Whalen, es Ud. muy buena. Lo voy a tratar”, le dije. ¿Ve? (Quiero decir Sra. Temple; dije Sra. Whalen. Dije Sra....El Sr. Whalen fue maestro una vez aquí arriba.) Así que puse mi cordón en mi bolsillo. Y no había estado afuera de mi casa cinco minutos, cuando alguien me dio un golpe. Bien, me propuse a empezarlos, Ud. sabe. Y metí mi mano al bolsillo; y saqué mi cordón y empecé a hacer un nudo; pero después arrojé el cordón al suelo, y me lancé al pleito. ¿Ve? No lo pude hacer. ¿Ve?
   Y yo dije: “Yo nunca pudiera ser un Cristiano”. Pero déjeme decirle, aquella noche allí cerca de la Avenida Ohio cuando el Espíritu Santo vino a mí, ese temperamento se me acabó. Ese fue su fin. Y dije: “Yo nunca lo hubiera logrado. Yo nunca pudiera haber sido Cristiano, porque nunca había podido deshacerme de eso”. Yo decía: “Es algo que ha nacido en mí. Mi padre era de temperamento violento; y mi madre, media India, tenía el temperamento suficiente como para pelear contra un serrucho eléctrico”. Y yo decía: “¿Yo? Cualquiera que me busque pleito a mí, lo va a encontrar; y eso es todo”. Y decía: “Si tengo que subirme en una escalera para golpearlos, lo voy a hacer”. ¿Ve?
   Pero ahora, Ud. pudiera arrastrarme allá afuera y... ¿Ve? ¿Por qué? ¡Porque no soy yo! ¿Lo que estoy tratando de hacer aquí?, es presentar un punto. Algo sucedió. Ese poder viejo, ese viejo William Branham murió, y Alguien más entró en mí. Y hace que me compadezca por mi enemigo. Cuando alguien me hace algo mal a mí, yo nunca oro en contra de ellos, yo oro por ellos. Y allí en eso fue en donde el Espíritu Santo me dio la prueba la otra noche en Nueva Inglaterra, antes que esto sucediera aquí. Cuando El me dio el poder, y dijo: “Sólo habla lo que tú quieras para esa gente”. Lo que ellos habían hecho...Y miré hacia allá, y les dije: “Yo los perdono”. Eso era exactamente lo que Él quería. ¿Ve? Perdone a su enemigo. ¿Ve? Estos son los espíritus que lo hacen a Ud. obrar mal. Vigile a esos espíritus.
PREGUNTAS Y RESPUESTAS   23/DICIEMBRE/1959


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